Benson Latin American Collection

Lienzo de Tlaxcala, Fragmentos de Texas

Se trata de dos hojas de papel de corteza pintadas por ambos lados, que representan en total cuatro importantes escenas del recibimiento de Hernán Cortés y sus hombres en la provincia de Tlaxcala. La hoja marcada como a incluye las escenas 2 y 3. La b, las escenas 1 y 4. Esta valiosa pintura, muy estudiada aunque poco reproducida para el público mexicano, es un fragmento, probablemente el más antiguo, del corpus conocido como Lienzo de Tlaxcala, cuyo original no se conserva pero sí dos copias basadas en él. Ese corpus incluye también los dibujos en tinta insertos en el llamado Manuscrito de Glasgow (Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala...), atribuido al cronista Diego Muñoz Camargo.  Escribe Luis Reyes: “estas escenas corresponden a las láminas 4, 5 6 y 7 del Lienzo de Tlaxcala (Ed. Chavero) y a las láminas 31, 32, 34 y 35 del Ms. de Glasgow”. Los fragmentos de Texas deben datar de las décadas de 1530 o 1540 y haberse originado en Tizatlan, la cabecera del tlahtoani Xicoténcatl, que es preponderante en las cuatro escenas, si bien esto es natural dado que los invasores, en camino de la costa al altiplano, entraron por Atlihuetzía, población perteneciente a esa cabecera, al noreste de la provincia.

Es de notarse en estos fragmentos, de gran valor historiográfico en tanto testimonios tempranos de la conquista de México, la delicadeza del trazo de los personajes, la composición, los detalles observados en indumentarias y detalles de indígenas y españoles y, finalmente, el color, que combina marrones, negros y grises con los azules y rojos que deben provenir del añil y la grana.

En las cuatro escenas figura Marina, Malintzin o la Malinche, aun llamada Marina. La teoría más acabada sobre su nombre indica que fue llamada Marina por Cortés; una esclava, como ella lo era (de Coatzacoalcos), no solía gozar de un nombre propio. Como la r no se pronuncia en náhuatl, se volvió Malina, en modo reverencial Malintzin, en el vocativo (¡oh Marina!) utilizado para los nombres propios españoles, Malintzé, y de allí otra vez al español como Malinche. Puede añadirse que ella a su vez llamó a Cortés Malintzin, como si pensara que era una manera española de señalar al otro. De ahí que en las crónicas de la conquista los indígenas se refieran a Cortés como Malintzin. Finalmente, se puede observar que María, la madre de Dios, de igual manera se convertía en Malía, y de ahí a Malina ya está muy cerca; de modo que el nombre de la Malinche se confundía también con María, nombre honorífico si lo había.

En las diferentes versiones del Lienzo de Tlaxcala, Marina, aunque nunca aparece sentada ni a caballo, figura en primer plano, a la par que Xicoténcatl y que Cortés, y en  la misma escala. Generalmente se le representa con las manos levantadas y el dedo índice apuntando, en señal de que está hablando. En estos fragmentos, el lenguaje de las manos de todos los figurantes está particularmente bien representado, aunque sus diversos significados aun no han sido completamente dilucidados.

La escena 1 (b, lado derecho) representa la llegada de Cortés y sus soldados con Marina a Atlihuetziyan, poblado representado por su glifo topónimo (una caída de agua). En un camino marcado por huellas de pie que indican la dirección, y en este caso también por huellas de caballo, recibe a Cortés quien debe haber sido el señor de ese lugar, con la “bandana” tlaxcalteca (una trensa de tela, roja y blanca, colocada horizontal sobre la cabeza, atada por atrás), tocado y una compleja insignia en su mano derecha. Marina, presente y central en las cuatro escenas del Fragmento de Texas, lleva los colores tlaxcaltecas, rojo y blanco, y, a diferencia de todos los indígenas representados en estos fragmentos, trae zapatos cerrados, que en las otras escenas muestran ser similares a los de Cortés. Figuran desde ahora dádivas para los huéspedes: muchas guajolotes vivos y cestos de tortillas y maíz o, como escribe una glosa: “totolin, tlaxcalli, tlaolli”.

La escena 2 (a, lado izquierdo) representa el encuentro entre el tlahtoani de Tizatlan, Xicoténcatl, y Cortés, en un camino representado como en la escena 1. Xicoténcatl, único entre los señores indígenas que trae la bandana tlaxcalteca, con un tocado en su parte trasera, y una capa con adornos rojos sobrepuestos que aparece igualmente en la escena 3, saluda extrañamente a Cortés quien, descendido del caballo que figura atrás de él, lo toma de la muñeca al tiempo que levanta con su mano izquierda su sombrero representado de manera prominente, como su fuera su propio glifo onomástico. Marina, con un gran huipil rojo y blanco y sus manos levantadas, hace de intérprete en el encuentro.

En el lugar central de la escena 3  (a, lado derecho) figura Cortés visto de frente, sentado entre Xicoténcatl y Marina. Nuevamente sólo Xicoténcatl lleva la bandana tlaxcalteca y sólo él se encuentra con Cortés y Marina al interior de una casa, en un lugar referido en glosas como ychan Xicotencatl, “la casa de Xicotencatl”, Tiçatla y Atlihuetziyan, los tres lugares pertenecientes a  esa misma cabecera. Los tres tlahtoque, Xicoténcatl, Maxixcatzin y Tlehuexolotzin están representados con su glifo onomástico, respectivamente: una abeja (xico-), agua que cae (xix-) y un guajolote (xolo-). La escena agrupa ordenadamente a soldados españoles de un lado, señores tlaxcaltecas en el lado opuesto, caballos amarrados comiendo y bebiendo, y en el centro, todos los obsequios que recibieron los españoles de los tlaxcaltecas: tres grupos de guajolotes, cestos de tortillas, cestos de maíz, codornices en jaulas y huevos.

La escena 4 (b, lado izquierdo), nuevamente organizada en su espacio con un sentido de orden y jerarquía, muestra a Cortés de perfil, sus soldados respaldándolo, frente a los cuatro señores tlaxcaltecas en fila y en orden de importancia: Xicoténcatl, Maxixcatzin, Tziuhcohuácatl y Tlehuexolotzin, los cuatro con sus glifos onomásticos.  Bajo Cortés, Marina parece aleccionar, su dedo índice levantado, a cinco doncellas nobles, ricamente ataviadas, que la escuchan acomedidas: son hijas de los tlahtoque, dadas con vistas a una alianza matrimonial a Cortés y sus hombres. Su alto rango es señalado asimismo por el hecho de que cada una lleva su nombre. Bajo ellas, otras cinco mujeres bien vestidas representan doncellas nobles también entregadas con el mismo fin, y bajo ellas otras más, mujeres de menor rango dadas para servir a los soldados españoles. Además de la entrega de mujeres, el espacio restante muestra joyas y mantas dadas en obsequio. Traducida por Luis Reyes, la glosa en náhuatl dice: “Aquí están pintadas  las mujeres, hijas de los señores, que dieron al capitán. Además collares, orejeras, pulseras, bezotes de oro y mantas xicalcoliuhqui, vestidos que los señores dieron al capitán”.

Escribe José Luis Martínez en su biografía de Hernán Cortés:

En un cu se aderezó un altar y el padre Juan Díaz dijo misa y luego bautizó a las indoctrinadas cacicas. A la hija de Xicoténcatl, llamada Tecuiloatzin, se le puso Luisa o María Luisa y Cortés la entregó a Pedro de Alvarado; a la hija o sobrina de Maxixcatzin, Zicuetzin, se le llamó Elvira -“que era muy hermosa”- y la dio a Juan Velázquez de León, y las otras, llamadas Toltequequetzaltzin, Zacuancózcatl y Huitznahuazihuatzin, fueron para Gonzalo de Sandoval, Cristóbal de Olid y Alonso de Ávila”.

Bibliografía

Horacio Carochi, Arte de la lengua mexicana, México, Juan Ruyz, 1645. Edición facsimilar, México, UNAM, 1983. Libro Primero, Capítulo Tercero: 8-9.

José Luis Martínez, Hernán Cortés. México, UNAM – FCE, 1990: 219.

Luis Reyes García, La escritura pictográfica de Tlaxcala, dos mil años de experiencia mesoamericana. Tlaxcala y México, Universidad Autónoma de Tlaxcala - CIESAS, 1993: 217-218 y 277-280.

Camilla Townsend, Malintzin´s choices. An Indian Woman in the Conquest of Mexico. Albuquerque, University of New Mexico Press, 2006.